jueves, 22 de septiembre de 2011

Los niños vascos, los más piojosos

Este es el titular con el que El Correo encabeza la noticia, utilizando deliberadamente el significado despectivo y repulsivo de piojoso. La periodista insulta y flagela a propósito a los vascos, los cuales parece que debieran de aceptar que les traten como a animales en su propia tierra, con menos derechos que los inmigrantes. Hay que recalcar que se trata de una encuesta realizada a los padres, los cuales pueden mentir para aparentar no vivir en vacas flacas. ¿Cual sería el titular que Maria Jose Carrero en noticias referentes a la importanción de enfermedades erradicadas por los inmigrantes?, ¿Los inmigrantes están podridos?, ¿Los inmigrantes son un peligro sanitario?. Nada de eso, usted leerá titulares melifluos y rezumando traición por los cuatro costados, presentándolos como victimas de la exclusión social y de la maldad innata del habitante patrio. ¿Sera que la periodista sabe que para medrar en la prensa debe de traicionarnos?

Siguiendo con el esquema de ocultación de la nacionalidad no debía haber sido el titular "los niños, los más piojosos". No sabríamos de donde son los niños, como ahora tampoco nos dice la prensa de donde son los delincuentes, aunque lo sabemos.

La vuelta al cole de septiembre implica recuperar muchas rutinas, como madrugar, forrar libros, hacer deberes... y, en muchos casos, rascarse la cabeza porque los piojos han anidado en el cuero cabelludo. El verano propicia su expansión debido a que el clima cálido favorece una mayor reproducción y por la concentración de niños en colonias, piscinas y playas. Por ello, si uno tiene el parásito, es fácil que se lo transmita a otro y así sucesivamente. Como la cadena no se rompe, el reencuentro en la escuela puede multiplicar el contagio hasta el punto de afectar a todo un colegio.
Esto explica que la mayoría de los niños vascos tengan o hayan tenido piojos alguna vez en su vida. Y así lo reconocen más 6 de cada 10 padres, el porcentaje más alto de España según una encuesta elaborada por la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y el Centro de Información de la Pediculosis, que es como se denomina la infestación por este insecto. En comunidades limítrofes, como La Rioja, las familias que admiten haber tenido el problema es algo menor, un 50%. En el caso de los navarros, el porcentaje se queda en un 40% y en el de los escolares castellanoleoneses, en el 33%.
La sinceridad de los vascos no es óbice para que el 75% de las familias sienta «vergüenza» al decir que sus hijos han tenido piojos, una actitud que obedece al hecho de que la mitad de los vascos cree de manera errónea que la suciedad en el pelo aumenta el riesgo de contagio y tiene a relacionar su proliferación con las clases sociales desfavorecidas. «No se propagan con la suciedad, ni están relacionados con el nivel socioeconómico», puntualiza el presidente de la SEPEAP, José Luis Bonal. Hechas estas precisiones, el consejo del experto a las familias de los más de 200.000 escolares de Infantil y Primaria que han vuelto a llenar los colegios de Euskadi es que estén alerta. Y es que cuando más pequeños son, mayor es el riesgo debido a los hábitos de juego.
Vinagre contra liendres
La encuesta también pone de manifiesto otras falsas creencias sobre la pediculosis. Por ejemplo, tres de cada cuatro padres piensa que el contagio se puede combatir con un corte de pelo cuando este 'método' solo tiene eficacia si se rasura la cabeza por completo, lo que sería un mal remedio. Respecto a la utilización del vinagre, el 60% de los entrevistados confiesa que ha recurrido a este producto. Según la dermatóloga Aurora Guerra, colaboradora del Centro de Información de la Pediculosis, este remedio que ya utilizaban las abuelas es «eficaz para desprender las liendres o huevos del parásito, pero no tanto para eliminar los insectos una vez desarrollados. Por ello, lo que debe hacerse para combatir la plaga es utilizar productos específicos que los combaten e, incluso, previenen.
Los expertos recomiendan a las familias recurrir a un especialista sanitario, ya sea médico o farmacéutico, para que prescriba el tratamiento más eficaz en caso de infestación. Esto, sin embargo, no es lo normal. El sentimiento de vergüenza cuando la cabeza se llena de huéspedes hace que sólo quince de cada cien vascos vaya a la farmacia en busca de consejo. Es decir, la inmensa mayoría opta por comprar lo que cree que es mejor sin dar muchas explicaciones.
Esta actitud reservada de las familias ante una cuestión un tanto tabú no es impedimento alguno para que el 70% de los padres se muestre partidario de avisar al colegio cuando se percata de que su hijo está infestado, a fin de procurar que no vaya a más. Las plagas de piojos producen tal sensación de asco que otro 20% de entrevistados de cualquier comunidad autónoma llega a decir que dejaría a sus críos sin ir a clase durante unos días si sabe que hay niños con liendres.


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